La Reserva Experimental de Horco Molle actúa como centro de conservación y rescate de la diversidad biológica y cultural. Una de sus tareas es restituir a su hábitat animales que fueron separados de su entorno. Además generar conciencia sobre este flagelo que atenta contra la conservación de especies vulnerables.

El Dr. Juan Pablo Juliá, director de la reserva que depende de la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo, en comunicación con LA GACETA alertó y explicó sobre los peligros de comprar y adoptar animales silvestres como mascotas.

- ¿Cómo afecta el mercado ilegal de animales?

- El tráfico de fauna es una de las principales causas de extinción de especies. El traslado, captura y acopio acarrea una gran tasa de mortalidad: cada dos animales que se venden hay ocho que mueren en ese proceso. El comercio ilegal de animales silvestres es el cuarto mercado ilegal más grande después de las armas, las personas y las drogas. Mueve millones de dólares en todo el mundo. En Argentina se los vende ilegalmente como mascota y es un gran problema.

- ¿Cuál es la prioridad del trabajo de la reserva?

- Nuestra prioridad es recuperalos y liberarlos, siempre y cuando sea posible. El circuito de cautiverio los somete a un estrés muy grande, lo que los hace vulnerables a enfermedades que pueden ser trasmitidas a otros animales o también a personas. Hay que controlar y evaluar la cuestión comportamental de cada animal que llega. A veces hay animales que han pasado mucho tiempo en cautiverio y es muy difícil devolverlos a su hábitat natural. Son cuestiones que en algunos casos se pueden trabajar y en otros no.

- ¿Todos los animales se pueden liberar?

- En líneas generales cuanto más tiempo ha pasado un animal en cautiverio es más difícil que sea restituido. Por eso es muy importante tener información verídica de dónde proviene. En algunos casos se puede estar liberando animales que tengan enfermedades o son poblaciones genéticamente distintas de la población local, aun siendo de la misma especie, y eso puede incurrir en un problema de conservación que se conoce como contaminación genética. En general, los animales que están en exhibición en la reserva es porque no se pueden liberar por motivos sanitarios, comportamentales o por traumas.

- ¿Qué tipo de animales llegan a la reserva?

- Es increíble, hay de todo; tenemos casos desde pumas hasta quirquinchos. Pero los más afectados son los loros, las aves canoras, los monos y las tortugas. Son los que más frecuentemente son capturados para ser mascotas.

- ¿Qué porcentaje se restituyen a su hábitat natural?

- El porcentaje de éxito varía mucho respecto de la especie y el estado en que los animales llegan. Estamos logrando rescatar del 60% al 70% de los animales que recibimos. En algunos casos como las aves rapaces y los quirquinchos, si se los puede curar de heridas, el índice de restitución es cercano al 100%. Y otros grupos son mucho más difíciles: los monos o los grandes felinos. Estos muchas veces le perdieron el miedo a los humanos y, entonces, se acercan a buscar comida, lo que los pone en peligro a ambos.

- ¿Cuáles son sus planes en un futuro?

- La Reserva quiere seguir creciendo como un centro de referencia en educación ambiental, rescate y rehabilitación de fauna a través de programas de conservación de especies y ecosistemas. Actualmente estamos trabajando, y lo seguiremos haciendo, en la recuperación de especies amenazadas de la provincia. Se incluye un proyecto de reforzamiento de poblaciones de ranas marsupiales y tucanes, y también la reintroducción del tapir en la provincia. .